Si hay algo que podemos asegurar sobre algunas de nuestras pasiones -como el automóvil-, es que, más allá de las horas de disfrute que nos proporciona, no son precisamente baratas.
Sin embargo, parte de su encanto quizás consista en eso, que al despojarlas de toda racionalidad se toman con el corazón. Lo que en economía se denomina "teoría del valor subjetivo", es también el principal motor del mercado del automóvil clásico, deportivo o de todo aquel que tenga su componente sentimental. No ponemos precio a los coches como la suma de sus partes, aludiendo a su valor intrínseco, sino que lo hacemos en función de factores no tan palpables, en un juego de preferencias, sentimientos y deseos.
Algunos aficionados -e inversores a partes iguales-, hace ya varios años que encontraron una manera de rentabilizar esta pasión (y el conocimiento sobre ella), con la adquisición de ciertos modelos susceptibles de ser coleccionables. Siguiendo y analizando su ejemplo, la pregunta que lanzamos es: ¿se puede invertir en algo que, en el imaginario popular, no se considera un activo? Y, ¿qué barreras de entrada existen en este tipo de inversión?
1) La inversión en clásicos y deportivos.
Antes de comenzar, conviene aclarar que, del grueso de los automóviles existentes, solo existe un selecto número de ellos con las cualidades necesarias para optar a mantener su valor e incluso aumentarlo a lo largo del tiempo. Mientras que, de media, un vehículo nuevo pierde el 30% de su valor en el primer año de uso y continúa devaluándose a lo largo de su vida útil, existen otros que poseen valor de refugio y resisten mejor esta tendencia.
Tradicionalmente, se ha relacionado esta inversión en coches con la compra de vehículos clásicos. La lógica que subyace es simple; al existir un número limitado de estos en buen estado de conservación e ir reduciéndose, si la demanda se mantiene constante, su precio sube. En cualquier mercado de coleccionables, la escasez suele seguir al valor.
Sin embargo, la inversión en clásicos acarrea factores de riesgo como el mantenimiento, el historial de dueños, la procedencia de la unidad o el "hype" que en ese momento rodee al modelo, que pueden echar por tierra las esperanzas de una elevada rentabilidad. Esto, unido a la "fiebre" por los supercars e hypercars de tiradas limitadísimas de ciertas marcas, ha hecho que el precio de muchos clásicos se haya estabilizado, si no reducido.
En este aspecto, la estrategia parece evidente: rebuscar para encontrar unidades clásicas con cierto potencial o conseguir acceder a la compra de hypercars y ediciones limitadas cuya demanda es varias veces superior a la oferta. Y sí, aunque muchas marcas intenten aplicar políticas anti especulación teniendo que dejar en "barbecho" los coches antes de poder transferirse, los precios que terminan alcanzando dejan entrever el interés por este tipo de objetos.
Para Max Girardo, de Girardo & Co., "prácticamente cualquier hypercar de edición limitada es una buena inversión".
Muy a nuestro pesar, esto encontraba un obstáculo insalvable para el 99% de los potenciales inversores: se necesitan enormes sumas y los contactos adecuados para entrar en este mercado exclusivo. Pero ahora, con el cambio de paradigma que está suponiendo la tecnología de libro mayor distribuido (DLT) y más concretamente con las cadenas de bloques (blockchain), esta barrera puede acabar por difuminarse.
Para entender más sobre ello, recomendamos dirigirse al Blockchain Research Institute.
2) La tokenización
Vamos a describir la tokenización como un proceso por el que se crea un criptoactivo para un cierto caso de uso. En el caso de tokenizar un activo del mundo real, la definición es la misma, solo que los tokens se ven respaldados por un activo físico (security tokens), como es un coche. Desde el momento de su emisión, su valor se ve ligado al del activo subyacente en la proporción que cada token represente del total.
Sobre los diferentes tipos de token existentes, del funcionamiento de los mismos en una blockchain y sus características, este artículo de Coin Telegraph puede ser una buena introducción.
Después de toda la "chapa" técnica (muy necesaria), ¿qué papel juega la tokenización de activos en la inversión en automóviles? Veamos:
La tokenización permite la divisibilidad de una manera sencilla, pudiendo adquirir solo una porción del subyacente, incurriendo además en menores costes de intermediación, gracias a los contratos inteligentes (smart contracts). El hecho de que tenga la posibilidad de destinar un menor porcentaje de la inversión al coche de la que tendría que realizar comprando el activo en su totalidad, permite también la diversificación y adquirir tokens de más de un vehículo. Además, al valernos de la tecnología blockchain, nos aseguramos de que se trata de un proceso inmutable, íntegro y transparente, reduciendo la cantidad de burocracia.
De esta manera, tú y yo, pequeños y medianos inversores, podemos optar a una parte de este pastel sin vender a parte de la familia en el intento. No solo eso, presenta una alternativa de inversión sobre un mercado que muchos petrolheads siguen y conocen bien, al contrario de lo que suelen suponer los mercados financieros tradicionales para la mayoría de la gente.
Para hacernos una idea, la capitalización diluida del mercado del automóvil "pasional" rondaría los 10.000 millones de dólares, con una cantidad aproximada de vehículos susceptibles de entrar en él de unos dos millones en todo el mundo.
Como el papel lo aguanta todo, nos queda por ver en qué se puede traducir esto y qué dificultades tendrá que solventar en el presente y en el futuro cercano.
3) Nuevas posibilidades
Explorando este modelo de negocio, ya existen empresas como Curio Invest que se han lanzado a desarrollar una plataforma donde poder adquirir tokens de automóviles. Empezaron adquiriendo y tokenizando un Ferrari F12 Tour de France con participaciones de 100$ en la blockchain de Ethereum y según su hoja de ruta, el objetivo es ampliar la oferta a la vez que continúan innovando en este campo (token de gobernanza de la plataforma, acuerdos con otras criptoempresas, etc).
Al calor de toda esta revolución, no podemos obviar el papel que la regulación y los Estados tendrán en la implementación, el desarrollo y la adopción de los tokens. En este sentido y después de darse los primeros pasos en jurisdicciones más amigables con el capital como Malta, Suiza o Liechtenstein -esta última que ya se implementó su Acta Blockchain en 2019-, es seguro que el resto les seguirá. Esperemos que para dotar de una mayor protección y amparo tanto al emisor como al inversor...
Si se consigue superar el escollo de la regulación, estableciendo un marco legal que permita transferir adecuadamente la propiedad a través de una cadena de bloques y maduran los proyectos existentes o surgen otros nuevos con solidez, el panorama para la inversión en muchos activos y también en automóviles cambiará para siempre.
¿Llegaremos a un futuro en el que gracias a "oráculos" podamos consultar el valor de mercado de cualquier automóvil y el de su token correspondiente en la blockchain en el que esté emitido, pudiendo comerciar con estos derechos de propiedad -y quién sabe si derechos de uso también-, en un mercado abierto 24/7, muy líquido y accesible desde cualquier parte del mundo a través de casas de cambio centralizadas (CEX) o descentralizadas (DEX)? De momento queda esperar y ver cómo se engarza todo esto con el horizonte de cambio de modelo de movilidad, de transición energética y con el futuro del automóvil pasional pero, qué te voy a decir querido lector, what a time to be alive!
Pero no nos malinterpretes, con esto no queremos decir que eches por tierra las posibilidades de disfrutar de tus clásicos y deportivos porque perderán valor, conviritiéndolos en garage queens, sino presentarte alternativas de inversión y diversificación relacionadas con ellos (en ningún momento esto constituye una recomendación de inversión).
Esperamos que este primer vistazo a un caso de uso de la tecnología blockchain en nuestro mundillo te haya resultado estimulante. ¡Saludos sibarita!
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