Si la imagen habla más (y mejor o peor dependiendo de nosotros) de cuanto podamos imaginar, en el caso de nuestra gran pasión, el habano, no podía resultar cuestión baladí. En efecto queridos lectores, hoy tratamos la partida de nacimiento, el árbol genealógico, el carné de identidad y si me lo permiten, hasta el pedigrí del mejor tabaco del mundo.
Dicho ha de quedar que anilla y vitola no son cosa igual, esto es en gran parte debido a la vitolfilia (afición de coleccionar anillas de puros), tan extendida entre los fumadores patrios y que homologa ambos conceptos. Si acudimos Diccionario de la Real Academia Española son aceptados sendos términos. La diferencia estriba en que la vitola hace referencia a la longitud, diámetro y gramaje (peso) del cigarro, mientras que la anilla se trataría del "cintillo" o banda de papel impresa que viste al habano. En conclusión y para abordar el asunto con rigor, debemos referirnos al concepto vitola cuando hablemos por ejemplo de un Robusto o una Mareva.
"Elegancia es la ciencia de no hacer nada igual que los demás, pareciendo que se hace todo de la misma manera". Honoré De Balzac
Pero volviendo al aspecto cardinal, ¿Cuándo podríamos datar la aparición de dichas anillas? Existen diversas leyendas o teorías. Una especialmente bella y muy romántica es la que sostiene que fue Catalina la Grande, zarina de Rusia y esposa Pedro III, la que encargó a un asistente suyo situar una cinta de seda para no mancharse los guantes blancos al fumar y por ende, tocar sus tabacos.
Si nos sumergimos en fuentes historiográficas y visitamos el archivo de la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla, se constata que se empiezan a elaborar los primeros puros por hombres, allá por 1686.
La manufactura de estos primitivos cigarros manuales no era muy diferente de la actual. Se fabricaban cigarros grandes en los que la capa se sujetaba por sí misma gracias al almidón en el que se humedecía, ganando rigidez y facilitando la introducción de la tripa. Los cigarros medianos de "hila colorada" (otro método para sujetar la capa era atarla con un hilo), muy apreciados en la época, eran conocidos como "papantes", y precisaban de mayor destreza al no recibir almidón. Además, se elaboraban otros cigarros pequeños, que alcanzaron gran popularidad, atados con hila blanca, "a la moda de Cádiz".
La primera aparición de las anillas se relaciona con la necesidad de tapar el hilo que ataba la capa y evitar que quedase colgando. Posteriormente, las anillas se hicieron algo más anchas para evitar que los señores se mancharan sus blancos guantes al sujetar el cigarro.
Sin embargo, bien parece ser que la información más fidedigna es que fueron introducidas alrededor de 1860 por Gustav Bock, ideando unas anillas con idéntico propósito al ya mencionado. Asimismo, el auge de la litografía se origina este mismo año y ya se empiezan a decorar estas anillas con todos los detalles que conocemos hoy día: el distintivo o anagrama de la marca, el tipo de puro, personalidad, etc. Adicionalmente, servían para que los fabricantes se distinguieran entre sí.
No obstante, la vitolfilia no acaba aquí. Amén del preciosismo de las anillas con sus brillos, sus relieves o sus reflejos en oro, las cajas donde se alojan los habanos son a menudo objetos de colección. Las habilitaciones (recordemos que así se llaman técnicamente en Cuba los cajones donde se almacenan los habanos) están adornadas litográficamente, resultando los distintos acabados exteriores (rústico, brillo, satinado...), la vista, el filete, los broches, las bisagras, etc. elementos de extraordinaria factura.
Me gusto el articulo , no sabia que se coleccionara ese tipo de cosas! Gracias por dedicar tiempo a un articulo tan bueno.